miércoles, 23 de abril de 2014

La cuerda




…Y la cuerda se rompió.

En algún momento u otro tenía que romperse tras tanta tensión.

Nada es indestructible. Ni lo que hubiera entre los dos. Noté el chasquido. Seco. El latigazo en mi espalda me dolerá hasta el día en que me cubra la tierra. Te has quedado con la cuerda en las manos preguntándote todavía cómo pasó. En silencio. Con los ojos abiertos.







Demasiada realidad para tu Disneylandia particular. Árboles engalanados con dedicación mística y rituales elaborados de navidad. Ya te dije que no estás hecha para aguantar a un romántico barato de tendencias suicidas en pleno siglo XXI. Tus colores son demasiado alegres y vivos como para que queden bien con cualquiera de mis exageradas tragedias.

Todos nuestros planes se han roto como una vajilla de porcelana persa, arrojada con rabia al suelo. Rodado en cámara muy, muy, muy lenta. Una secuencia que podría ver decenas de veces. Incluso a la inversa. Por bella. Por dramática. Por anestésica.

Todo hace cuesta para arriba. Hacer el más mínimo movimiento requiere diez veces más esfuerzo que antes. Es como si tuviera fatiga crónica o alguien me hubiera robado el alma. Si pudiera, me quedaría dormido dos meses seguidos con tal de despertarme sin memoria ni rencor. Todo carece de sentido y se hace mecánicamente, sin ni una pizca de entusiasmo, alegría ni motivación.






¿Qué ocurrió? Me quedé clavado como en una lumbalgia y tú catatónica sin capacidad de reacción.

¿Quién llevó las riendas de este potro salvaje y aguantó el chaparrón?? Por supuesto tú ganas en esta competición. Intentaste domesticar a un animal asilvestrado. Perdiste un tiempo precioso de tu vida arando un campo infértil y yermo. Y mientras te secabas la frente, te preguntabas cada vez más a menudo si de ahí podrías sacar algo bueno. Cavando y seleccionando de entre un montón de estiércol, que no era más que mi propia frustración. Vertido directamente sobre ti, con fuerza, sin compasión. Toneladas y toneladas de mierda que se volcaron sobre ti y tu transformaste en amor, alegría y comprensión. Hasta que tu hígado aguantó.

¿Quién te va a devolver todo lo que trabajaste en balde sin recompensa ¿??

¿Quién va a agradecer todo lo que hiciste y reconocer tu estado de mártir sin panteón??






Daría lo que fuera para poder olvidarte como en el film aquel. Que para más desgracia es mi film favorito, para convertirse en una pesadilla. Ir a Lacuna con todas las cosas que me regalaste, que hiciste con tus manos, nuestros planes, nuestros proyectos, nuestras ilusiones, nuestras fotos…en una triste bolsa negra de basura, y borrarte de mi cabeza de un plumazo.


¡Pum! Ya está. Se acabó. Over. Por un módico precio, volverá usted a la casilla donde empezó.

“Ya no tendrá ningún recuerdo de esa persona. Como si nunca se hubieran conocido, señor”.

Pero por muchas cosas que pusiera dentro de la bolsa, al día siguiente habría algo para poner en el montón. Pagaría lo que fuera. Me endeudaría hasta las cejas para retroceder unos meses de mi vida, justo un segundo antes de recibir un mensaje a cientos de kilómetros de distancia.

Ignorancia es felicidad. Bienaventurados son los olvidadizos.





Yo no tenía que haber estado allí. Nunca.

Te juzgué y condené por no ser la chica que esperaba, la que estaba en mi imaginación.
No por ser quien realmente eras.

Mi princesa fue en realidad una chica que vestía como un leñador y soñaba con una taladradora de última generación. Yo ponía la poesía y tú el bricolaje. No era mal trato. Yo te abrazaba como una chica en el sofá y tú mantenías la pose de chico duro. Tú eras el guerrero que llegaba con la armadura abollada y yo te esperaba en la cabaña con tu cena preferida. Tú eras la profesional de la apariencia, el buen porte, de la corrección política, sin una salida de tono, sin sobrepasar jamás la fina línea que separa el orden y la corrección del libre albedrío. Yo, en cambio, era el caos, la locura, el desorden y la mosca en la punta de la nariz. Tantas cosas ví que nos unían como las que nos separaron.

Quizás te imaginé por error desde el primer día. El tribunal también tiene una sentencia para mí. Y esa condena la voy a tener que pagar yo.






¿De qué te va a servir todo este tiempo de mártir y pobre recicladora de mis miedos??

Espero que te haga más fuerte y no me recuerdes con rencor. Te maltraté demasiado como para que esto tuviera un buen final. Sin darte cuenta, saliste del fuego para meterte en las brasas. Siempre me quise demasiado poco como para poder querer a alguien como una persona humana, en lugar de vengarme, disparar a matar y regodearme en el odio y el dolor. Tengo un montón de amor para dar. Pero no se dónde ponerlo. Tengo tanto amor dentro de mí sin estrenar que se me pudre, que no sé como utilizar.

Tú tampoco tenías que haber estado allí. Jamás.

¿¿ Cuánto tiempo tardaré en olvidar todo lo que destruí ??

¿¿Cuántos puntos de sutura tendré que coser por todas las heridas que causé??






¡¡Necesito una cifra por favor¡! Una semana, un mes, un año…Una vida. Un número para calmar mi ansia y poder llorar. Hacer recuento de desperfectos, víctimas involuntarias y daños colaterales. Esquemas mentales, predicciones y probabilidades. Táctica de tierra quemada allá por donde pase.

Si como dicen los psicólogos y magos en superar rupturas, para recuperarnos necesitamos un año por cada tres de relación, yo antes del verano ya te habré olvidado.

…Y la cuerda se rompió. Pero el ahorcado ya llevaba días muerto.


El cadáver muestra síntomas de arañazos con sus propias uñas, en la cara, brazos y pecho. El cerebro desecado e infarto al corazón. Mala pinta. Sufrió mucho. Los forenses aún se preguntan cómo duró tanto vivo. Muerte por desesperación. Defunción a las 23.45pm




jueves, 8 de agosto de 2013

Quiero





Escribo con la sangre caliente. Me sale mejor. Me abro la femoral o la yugular, dependiendo del día, sólo unos pocos segundos me bastan. Después la vuelvo a cerrar inmediatamente. Tampoco es cuestión de dejarse la vida.

Una buena aorta cerciorada, palabras a borbotones. Sangre caliente a chorro, y las ideas fluyen sin ni tan siquiera desmayarme.

Con la sangre fría aprovecho para dormir, mi gran placer de toda la vida.

Cada vez lo veo más claro. Prefiero vivir anestesiado.

Me pides que escriba más. Y te hago caso. En realidad te lo agradezco, es la mejor sugerencia que me has dado.

Yo te pido otro beso, quizás voy demasiado rápido. Nunca estoy contento. Pido demasiado. Siempre frustrado.

Rápido. Siempre he ido demasiado rápido. Vivo demasiado rápido. Pienso demasiado rápido. Digo demasiado rápido. Me arrepiento demasiado rápido. Muero demasiado rápido.

No soy yo. Siempre son los demás. Es la sociedad que me hace daño.

Quizás nací en el siglo equivocado.

Por eso duermo tanto. Porque mi cerebro trabaja a más revoluciones de lo recomendado.

Necesito descanso.

Necesito a alguien que me de un poco de luz, y no negros o blancos.

La escala pantone es lo suficientemente generosa como para ignorar el resto del retrato.

Necesito un poco de color y primavera, y yo te daré el resto del verano. Y si tú quieres el resto del año.




Quiero que me toques. Quiero que me acaricies. Que reacciones cuando te halago, porque cada cosa que te digo, la siento con el corazón, el cerebro, la entrepierna y el bazo. Quiero reírme y llorar contigo. Quiero hacerte el amor hasta cansarnos, sentir tu respiración acelerada muy cerca y lamer tu sudor salado. Quiero besarte y no sentir que estoy con una muñeca de plástico o cualquier objeto inanimado. Quiero estar tirado en la cama contigo escuchando música y hablando de lo divino y lo humano. Quiero un abrazo cálido. Quiero un pequeño piropo, aunque sea mentira, yo me lo creo, me lo trago encantado. En realidad, te salgo muy barato. Estoy de saldo.

Pero aún así, tengo la sensación de que te pido demasiado.

No necesito a alguien que se autodenomine rancio. Porque según el diccionario se dice del vino o comestibles que se echan a perder o personas demasiado apegadas a ellas mismas. Y yo ya tengo la despensa llena de musgo, pesebres y cadáveres. Y por las personas demasiado centradas en sí mismas, sólo ellas pueden quererse, nunca serán capaces de amar a alguien o ni siquiera algo. Por lo que teniendo un espejo, ya van más que sobrados.

Yo no quiero un espejo. No quiero tener más sensación de espacio.




Lo que tengo es mucho amor que dar, no quiero estar dando pelotazos contra una pared, cual pelotari en el frontón o economista estresadísimo en interminables partidas de squash en el gimnasio.

Yo quiero que mis flechas vayan a alguna parte. Quiero provocarte algo. Quiero producirte algún sentimiento, a poder ser agradable, y si puede ser, que pueda ver en ti su efecto e imagen.

Quiero emborracharme y perder la cabeza contigo. Necesito vino del de antes y sin edulcorante, para soportar mejor los malos ratos. 

Tú prefieres el vino añejo, casi avinagrado. A ti te van más los tragos amargos, raspas de pescado y lengua de gato.

Necesito a alguien que le guste que le traten bien y que quiera ser amado, no que odie al mundo y le discutan a diario.

Tú no quieres a alguien que te diga cosas bellas. Cada una de ellas te resbala como el jabón de la pica entre las manos. No te produce ningún efecto. Y si lo hace, nunca no permitirías que alguien lo notara, eso seria ultraje. Tú prefieres piedras, cristales rotos y látigo.

Yo quiero que de vez en cuando se te ponga la piel de gallina, que te salga el corazón por la boca de la emoción, que te tiemblen las piernas, que te suden las manos, que dejes algo de espacio a lo inesperado, que no lo tengas todo controlado.

Tú no quieres estar de acuerdo, sino la permanente e inmutable tensión de la discordia como filosofía de vida y ocaso. Ante la mejor sonrisa de un extraño, prefieres poner tu mejor cara de asco. Desconfías por defecto, por si acaso.

Tú no quieres a alguien con quien compartir, sino un apuesto y duro contrincante de tu agrado siempre a punto para pelear. Tú lo que buscas es un fuerte y resistente adversario, que devuelva los golpes a tu altura, sin pedir nada a cambio. Tienes tanto miedo a que te hagan daño que necesitas tenerlo todo siempre controlado. No sé leer tus señales. Lo he intentado. De veras. Me declaro absoluto profano.




Yo quiero que nos dejemos llevar por el libre albedrío, que la imaginación me sacuda, se aproveche de mí, me viole y me utilice para crear música y regalártela. Quiero improvisar contigo todos los días del calendario, que surja todo sin pensarlo y no tener la sensación de que estoy forzando. Quiero ser dueño exclusivo de mis actos y deseos contigo, sin tener la sensación de que tú antes ya los has planeado y consentido. Que me estás dejando, guiando por un camino que ya has trazado y diseñado. Exclusivo para mí. Gracias. Pero prefiero equivocarme con mis propios pasos.

Tú eres el chico, yo la chica. Tenemos los sexos cambiados.

Eres mi soldado. Eres mi machote.

Yo te mando flores y cartas, tú las amontonas en el sótano tal y como han llegado.

Yo te digo lo mucho que me gustas y tú me ofreces tu indiferencia de macho. Preferiría que me dieras un puñetazo, al menos me transmitirías algo.

Yo te ruego un beso y tú me lo prestas hipotecado.

Yo sufro por los dos y tú te ríes de mis peinados.

Estás hecha para resistir todo lo que sea necesario. Con o sin mi, sola o con un mercenario, eso ya es secundario. Eres un animal silvestre que nunca se ha adaptado a estar en otro hábitat que no sea la jungla del asilvestrado. Caprichosa y desconocedora del no por respuesta o el rechazo. No conoces nada más que no sea tu voluntad ni te adaptarás a nada que no sea tu objeto de deseo. La gente te molesta. Te horroriza si alguien se te acerca demasiado. Estás en guardia permanente, por si alguien quiere hacerte daño. Porque todo el mundo es malo. No hay cuartel, sin descanso.

Desde que naciste estás en un hábitat extraño. Ésta no es tu selva. Hay demasiados humanos.

Tienes tus objetivos claros. Lo tienes todo pensado.

Todo controlado.

Así me siento más tranquilo.

Quizás nací en el siglo equivocado.


Me vuelvo a la cama a dormir unos cuantos años.




lunes, 22 de julio de 2013

Te odio



Te deseo y te extraño con la misma fuerza con la que te odio. Con tan poco tiempo. Sólo con dos miradas y tu tacto.

Algo irracional.

Algo insano.

¿Cómo puedo echar de menos a alguien que ni conozco? Quizá sea por mi intuición suicida. Mi lado femenino. L’emisphere gauche, como lo llaman los de ahí arriba.

Quizá sea porque me temo cosas en ti demasiado mías. Demasiado conocidas. Ese olor tan íntimo y personal, tan viejo y tan rancio, de un conflicto nunca resuelto, y que nunca deberá ser resuelto.

Quizás sea por eso que te odio tanto como me odio a mi mismo. Quizás sea ese odio tan intenso como el deseo que despiertas en mi. Es el mismo sudor, la misma sangre, la misma rabia con la que te despedazaría como a un cordero, …es la misma energía con la que te colmaría a besos.

Nunca han sido necesarios en mi muchos encuentros en el tiempo para conocer en profundidad a alguien. Más bien al contrario. Las primeras citas han estado cruciales. Las siguientes, en muchos casos, prescindibles. Soy animal intuitivo.

Te deseo desde lo incomprensible. Me atraes desde lo misterioso. Y te quiero desde mi locura. ¿Cómo se puede querer a alguien que está tan loco como yo?







Te persigo y te detesto. No existe el término medio.

Tan vanidosa que te cosería la boca con hilo de pescar. Tan ingeniosa que tendría que volvértelo a quitar. Con cuidado. Con cariño. Para no estropear esos labios que no pararía de mirar.

Todavía no sé porque apareciste en mi vida…y aún menos si volveré a verte.

No creo que seamos incompatibles. Quizá toda esta mierda es porque lo somos demasiado. Todo este holocausto emocional terminará en algo. Como después de la lluvia de verano.

Te gusta tenerlo todo controlado. Necesitas que todo vaya a tus tiempos y a tu paso. A mi no me gusta que me controlen ni dirijan mis pasos. Soy animal asilvestrado. Y muerdo.

No sabes como reaccionar si las cosas no siguen tu agenda. Te pones nerviosa si los acontecimientos no salen como lo esperado.

El orgullo es un veneno potentísimo que sirve para defendernos de todo y de todos. Sin mesura, sin criterio, sin dirección. La mayoría de veces contra quién menos lo merece. Inyectamos el líquido amargo a través de nuestros colmillos como una serpiente de cascabel. Como animales acorralados atacando por sobrevivir delante de un peligro que no existe. Que nos hemos inventado. Como nuestro enemigos, la mayoría creados por nosotros mismos. Como si no tuviéramos suficiente trabajo, o la vida no fuera ya suficientemente miserable.

No eres de dar la razón por las buenas. ¡¡Hay que currárselo amigo!!Abierto todos los días del año, veinticuatro horas. No hay descanso. Sin cuartel.

No darías tu brazo a torcer ni aunque confirmaras que todas mis extremidades están rotas y destrozadas. Saboreando el placer indescriptible que produce ver suplicar al objetivo de tus dardos una respuesta tuya, una noticia, una bandera blanca. ¡¡ Y qué orgasmo tan intenso es ver como se rinden y claudican a tus pies¡!! De qué forma has aguantado como una guerrera, ganando otra batalla.

Pobres ignorantes, los infelices que no tienen un orgullo tan tremendamente ejercitado como el tuyo, cuanto placer se pierden ¡!!!

Serias capaz de mantenerte en tu posición aunque no hubiera nada que defender, como el último peón negro en un tablero de ajedrez vacío. Serias capaz de no ceder ni un milímetro hasta ver todas las piezas restantes caer.

Aunque nadie sepa, excepto yo, que tu coraza de hierro forjado sólo esconde la cosa más tierna, delicada y vulnerable: tu corazón malogrado.

Como el mío. Como yo. Por eso te conozco desde hace años.

Te haría tan bien si tú te dejaras.

Es de locos.

Eres tan yo que me das asco. Soy tan tu que me muero por sentir tu tacto.


Otra vez.




viernes, 23 de noviembre de 2012

Ho sento






M’has conegut en un moment estrany de la meva vida, dius.



Ho sento.



Potser si ens haguéssim trobat l’any passat o el següent hagués estat perfecte. O potser encara més merdós. Quina llàstima. Potser si em pentinés millor aquest núvol gris que porto sobre el crani, et resultaria més seductor. I segur que si convertís les meves bosses fosques de sota el ulls en faccions més marcades resultaria molt més interessant. T’escolto i tot em sona a repetició d’una pel.lícula dolenta de tarda, cada paraula ressonant dins el meu cap amb eco rescalfat, oli enganxós i fritanga…fins que poso el pilot automàtic i m’absento a la meva cova, el meu claustre personal. Et deixo el meu cos allà, tu no ho notaràs. Deixaré que busquis les mil excuses que prefereixis per dir-me de la manera més políticament correcta que no et sents capaç, que no em pots donar el que necessito, que no vols enganyar-me... Ah!...beneïts eufemismes!!  I jo t’ho agraeixo, aprecio el teu gest sincer i et dono les gràcies.



T’ho agraeixo tant que et regalaré un número de màgia. Personalitzat i exclusiu, només per a tu. He estat perfeccionant la tècnica minuciosament durant els últims vint anys, i creu-me; mai falla.





Et deixo el meu cos allà dret, tranquil.la, no et cobraré. Fes-me el que vulguis per sentir-te més alleujada. Seré el teu putot i així et podràs repartir la part proporcional de remordiments, culpa i merda a parts iguals, sense que et pesi massa. De totes maneres, em carregaré de bon grat més pes a la meva esquena. Ja saps com som els balança. Sempre amb el flagell apunt per deixar-nos en carn viva, la imatge del símbol sempre desequilibrada.



Deixaré que em prenguis el pèl i em tractis com a un imbècil, no posaré cap resistència. No t’interrompré per a res, t’ajudaré per tal que em deixis anar totes les teves paraules, encara que ja les puc veure preparades, llestes i ja ¡!! …Amb una clucada d’ulls les convertiré en confeti i serpentines de tots colors, bufant amb totes les meves forçes un mata-sogres a un pam de la teva cara. Aquell do menor estrident, afilat i dolorós que sempre m’ha provocat esgarrifança. Fins i tot podria endevinar totes i cada una de les teves paraules, impacients, posades en filera, abans que les deixis caure. Però em mostraré interessat i assentiré amb el cap com si el pallaso infernal em clavés el seu punxó al clatell. Compliré amb les teves expectatives de ciutadà educat de mínimes convencions socials. No et decepcionaré, ja ho veuràs.



Esperaré que em preguntis per què no estic amb cap noia, de la manera que sóc…tan agradable …



Agradable.



Quin adjectiu tan encantador ¡!! La veritat és que preferiria que em regalessis una bona genollada a l’entrecuix o un bon cop de puny a l’estómac. Deixaré que agafis embranzida si vols, però fot-li ben fort, no ho dubtis ni un segon. Prefereixo quedar-me recargolat al terra sense aire que haver de forçar cap múscul facial mentre parles. La meva pell sempre ha estat blanca, molt pàl.lida, i no necessita cap tipus de maquillatge. I la meva cara tendeix a deixar-se portar per la gravetat, no sol dibuixar un somriure fixe ni un semblant amable. Però jo no tinc resistència ni prou entrenament per aquest tipus de gimàstica.  Fa anys que no prenc cap tipus de substància que em posava una rialla estúpida a la cara, cada cosa em feia una gràcia extraordinària i tot deixava de tenir la més mínima importància…quins temps !!! Ben mirat, potser hi hauria de tornar…






Però tu fot-li ben fort siusplau. Sóc el teu sac de patates. Disfruta-ho perque va dins del mateix pack, és part de l’espectacle.



Deixaré que em facis pagar els plats que han trencat tots i cada un dels infeliços que has conegut abans de mi. Tota la vaixella dels teus avis esmicolada sobre el teu pas, reduïda a pols blanca, de la que fins i tot tu te’n vas fer una ratlla. Jo t’acceptaré de bon grat la factura i una bofetada. Almenys ja és una mica de contacte, no demano massa. O és que pretenia, molt il.lús de mi, portar-te a l’hort potser, sense ni tant sols fer-me còmplice de les teves vergonyes i desastres?? Però qui cony m’he cregut que sóc ¿?? Arrebossar-me amb condescendència d’ou i pa de desconfiança…vaig molt equivocat, la carn està molt cara.



Mentrestant, intentes vendre’m l’invent que això no fa per a mi. Jo no semblo d’aquests que forniquen amb qualsevol ni a qualsevol hora, ni amb qualsevol marranota. Jo sóc molt més autèntic, dius. Assegures convençuda de que jo tinc un gran fons, una criatura delicada, un àngel de la guarda. Que els de la meva espècie ens reproduïm per generació espontànea. De fet, vaig tan sobrat que ni em faig palles. Jo sóc més abstracte.



Ho tinc decidit, et regalaré un marc ben bonic perquè no t’oblidis de la meva cara. Aprofita que t’he deixat el meu cos aquesta estona, perquè difícilment en tindràs una altra. Jo, mentrestant, com a part del número, demostro les meves habilitats repassant la llista de la compra, que no m’oblidi dels cinc-cents grams d’auto-estima per a demà, ben fresquets i tendres, que de ben segur em faran falta.



Ets molt “mono”.



Desitjo amb totes les meves forçes que s’enterri en vida la persona que em torni a repetir aquesta paraula. Preferiria ser un mico de veritat, al capdavall són avantpassats nostres i molt més respectables. Penjat d’un arbre en plena selva, menjant-me els polls, fer un art de tocar-se l’escrot, barallant-me territorialment per la millor femella i cardar com un salvatge. Em conformaria a estar tancat en una gàbia, almenys ho tindria tot pagat i no hauria de preocupar-me. A més, els nens em tirarien cacauets i riurien periòdicament les meves gràcies, com més escatològiques millor. Podria deixar-me crèixer el pèl tant com volgués i no em preocuparia mai més per la meva higiene. Estaria com un rei, i ningú no em faria sentir com a un miserable.



Hauries de riure més, em dius…Et veig trist, confesses. Jo t’estic fent un truc de màgia, de moment no he arribat als miracles. Cada cop tinc l’ànima és més agre… t’estranya? Tinc el plexo-solar a punt d’explotar, massa feina acumulada. Agafaré el ganivet de plata i faré un forat ben gran al meu xacra de les emocions, perque surti llum projectada i làsers multi-color. La gent quedarà bocabadada.








Encantador.



Ets tan encantador ¡!! Seria millor ser encantador de serps a l’Índia. Almenys allà tindria una flauta màgica tot el dia a la boca i la meva serp s’amagaria quan n’estigués farta. Alguns turistes fins i tot em llançarien monedes i viuria de la caritat, però amb un esperit lliure i un somriure sincer a la cara. Potser no menjaria cada dia, però hi hauria d’altres aliments per omplir-me l’ànima.



Mentre el meu cos presencia el teu últim conte de fades, torno i encara he tingut temps de posar en remull la ràbia, treure la pols i afaitar-me. Em diposito en el meu recipient sense que ni tan sols te n’adonis. Ets tan diplomàtica i bonica que hauries de treballar de funcionària. T’assegures que em quedi clar cada punt, afegeixes la dosi exacta d’empatia, tendresa i apreci, deixes que el “souflé” es rebaixi fins a la mida exacta, i llavors, en el moment oportú, separes el gra de la palla clavant l’estocada. Quedo merallevat pel teu control de la situació i el domini dels temps, com si en fossis una autèntica professional, de ben segur ja ho has fet mil vegades. Mous al vent el teu mocador blanc en senyal de pau i, molt ben intencionada, obres les portes de la teva amistat no per sumar un amic més, sino per si mai et fa falta. Tampoc és qüestió de cremar-ho tot i deixar totes les portes tancades.



Em perdones la vida amb l’espasa medieval a punt de decapitar-me i apel.les a la meva maduresa perquè digereixi millor la teva última obra de teatre. Però el seient de primera fila de veritat que no calia, en sentir-ho des de fora ja m’hagués quedat clar que tu ets una persona amb gust i tacte.



Per posar el llacet final em dediques les teves cares més penoses, les fisonomies més humanes i la traca final més amarga, per fer-me entendre, pobre de mi, que oferir-me la teva amistat és perdonar-me. Si pogués ploraria, et dedicaria alguna llàgrima, aigua salada, però no et vull fer aquesta mala passada.



Quan, finalment et despedeixes amb un “No ets tu, tranquil. Perque tu ets meravellós. Sóc jo”.



Clar.



M’ho imaginava.



A aquestes alçades ja m’envaeix un farum de llàstima tan gran que començo a tenir arcades. Si no t’importa, finalitzaré magistralment el meu truc de màgia vomitant a la cantonada. Tanta pena crua s’em fa poc diferible en un sol acte.



Oh ¡!! Gràcies ¡!!



Mentre tu t’en vas entre ovacions i aplaudiments, jo em quedo inmòvil i procedeixo a seure al banc dels acusats, dins el meu tribunal particular.



Senyoria.



Perdoni’m per haver-me sentit atret per ella.



Perdoni’m per fer-la riure.



Perdoni’m per haver gosat pensar que podríem encaixar diferents peces, però d’un mateix trencaclosques, d’aquesta miserable vida.



No tornarà a passar, ho prometo. Si senyoria, ho reconec, he tornat a caure.



Miri, jo sóc aixi, intento millorar però ja sap que de tant en tant torno a recaure, com tot exdrogadicte, dos o tres cops a l’any, és inevitable.



Si, he estat jo. No m’haurà de tornar a cridar l’atenció, senyoria. Ho prometo. Em portaré bé a partir d’ara. Em pendré la medicació tal i com m’ha dit milers de vegades.



Seré un bon ciutadà.



Només m’ha dit que l’he conegut en un moment molt estrany de la seva vida.



Potser en un altre moment, o millor en una altra vida.




viernes, 9 de noviembre de 2012

Lo prometo





He prometido volver.                                     



Después de todo esto me voy a querer. Lo prometo.

Pienso besar cada centímetro de mi piel. Llegaré a rincones donde nadie ha besado.

Me lameré las heridas en un rincón, como un perro apaleado.

Me voy a hacer el amor todos los días, aunque no tenga ganas. Con disciplina y motivación. Perfeccionaré mi técnica masturbatoria hasta la excelencia. Me convertiré al dios Onán rindiéndole culto con devoción. Voy a redescubrir mi cuerpo, o mejor dicho, a descubrirlo, por primera vez, después de tanto tiempo. Voy a ejercitar mi elasticidad física y espiritual para intentar cerrar completamente mi círculo perfecto.


Voy a sacarme a pasear cogiéndome de la mano. Me diré lo bien que me sientan esos jeans y esos zapatos, por dentro y por fuera. Me invitaré a una cena romántica, con dos velas, luz tenue y jazz vocal de fondo. Me reiré todas las gracias que me haga. Me sentaré a tomar el sol en el parque, sobre la hierba, sin prisas, y sin preocuparme si estoy sobre una mierda. Me abrazaré con pasión, poniéndome cachondo y deseándome a todas horas. Me echaré de menos con locura, llorándome y temblando cuando no estoy. Voy a decir que si a todo lo que dije no. Voy a acariciarme cariñosamente la entrepierna cada vez que me cruce con una pareja, no por ser maleducado, sino para darles envidia. No pienso pensar que pensé en ti. No consideraré el tiempo perdido, si no el que me queda por quererme y estar conmigo.


Voy a ser el hijo de puta más egocéntrico del universo, para salvarme. A partir de hoy voy a querer a todo el mundo, sin excepción, por detrás de mí. No me importa si quieres hacerme daño, te regalaré mi indiferencia más absoluta con mi mejor sonrisa. Haré que no me doy cuenta y seguiré silbando esa canción que nadie sabe. Me untaré de aceites esenciales cada mañana para que todo me resbale, suavemente, sin enterarme. Creeré que todo el mundo es bueno, y viviré en permanente ingenuidad. Seré ignorante siempre, y no me importará si me usan, se ríen o se aprovechan de mí, seré tan felizmente inocente como un niño dibujando en la pared blanca e inmaculada de sus padres. Voy a parar de contar las semanas y empezaré a contar las estaciones. Viviré en una burbuja de oxígeno tamaño individual, siempre llena, sólo para mí, constantemente anestesiado. No querré saber nada, sólo me acercaré mientras me interese, sea inocuo y no manche.


Voy a llenar la casa de espejos. A parte de dar sensación de profundidad, me veré por todos lados. Y si me despisto, parecerá que estoy incluso acompañado. Voy a dejar de leer el periódico, regalaré mi televisor y apagaré para siempre la radio, voy a obligarme a estar lo máximo que pueda desinformado. Voy a escribir todo lo que pase por mi cabeza, para no olvidarlo, para no retenerlo, para que no se me pudra dentro. El olor a putrefacto siempre me ha dado cierto asco.


Voy a despedirme de mi orgullo y de mi rabia interior. Fue una intensa y emocionante experiencia, lo juro por Dios. Pero el médico me lo contraindicó para el corazón. Os compraré un billete de ida muy lejos, no os lo toméis a mal, pero ya no quiero sentir mas rencor. En mi nueva burbuja no tengo espacio para tantas cosas inútiles, me voy a deshacer de todo lo que no sea imprescindible, y sobretodo, que pase factura a mi, y a los de mi alrededor. A partir de ahora, quiero adelgazar, y el rencor es peor que el embutido y la fritanga juntos, a parte de provocar indigestión. No voy a castigar a nadie más por mis frustraciones y mal humor, eso ya se terminó. Voy a hacer las paces conmigo mismo, para poder dormir mejor.


Daré rienda suelta a mis pesadillas, miedos y ansiedades. Que salgan todos, no quiero llevar mas ninguna maleta llena de piedras, que ya hay en la calle millones de ellas. Voy a ser ligero como una pluma y no ocupar mucho espacio, para no molestar ni invadir el espacio vital de nadie. Voy a desternillarme de la risa hasta llorar cuando lea o oiga alguien que busca su media naranja, su príncipe o su amor. Sin ninguna vergüenza y en la cara, y te felicitaré con una palmadita, por explicarme unos cuentos tan maravillosos de ficción, y por ser tan ingenuo como yo.


Voy a pintar un cupido sin flecha en cada esquina que pase, para recordarme que no vuelva a pasar por ahí, y así redescubrir otra calle nueva donde nunca he estado. No voy a repetir nada nunca más, mi único movimiento mecánico repetitivo será mi respiración. Voy a reciclar todas mis expectativas en abono para buenas cosechas y en agua caliente para las llagas, ya que aquí se aprovecha todo, no se tira nada. No voy a esperar nada de nada ni de nadie, así todo lo que pueda venir será una grata sorpresa.


Voy a permitirme todos los caprichos, a disfrutar como un hijo único. Iré al parque de atracciones y me subiré a todas y cada una de ellas hasta que me echen. Voy a empacharme de nube de caramelo y tener dolor de tripa por la noche. Voy a escupir con el viento de frente y sentirme felizmente estúpido. Viviré en una navidad permanente, harto de comida y amor al prójimo. Cada día será como un domingo por la tarde, tan odiado y tedioso, tan aburrido y prescindible para todo el mundo, menos para mi, tan grande para llenarlo de cosas por hacer. Me inventaré chistes malos para cuando alguien se me acerque, para que se vaya sin tener que echarle. Viviré en una suficiencia perfecta e intocable, no voy a necesitar a nadie y desearé cuando yo lo mande. Cogeré lo que es mío, sin tener que pedir permiso, siempre.



Voy a quererme.


Lo prometo.