viernes, 9 de noviembre de 2012

Lo prometo





He prometido volver.                                     



Después de todo esto me voy a querer. Lo prometo.

Pienso besar cada centímetro de mi piel. Llegaré a rincones donde nadie ha besado.

Me lameré las heridas en un rincón, como un perro apaleado.

Me voy a hacer el amor todos los días, aunque no tenga ganas. Con disciplina y motivación. Perfeccionaré mi técnica masturbatoria hasta la excelencia. Me convertiré al dios Onán rindiéndole culto con devoción. Voy a redescubrir mi cuerpo, o mejor dicho, a descubrirlo, por primera vez, después de tanto tiempo. Voy a ejercitar mi elasticidad física y espiritual para intentar cerrar completamente mi círculo perfecto.


Voy a sacarme a pasear cogiéndome de la mano. Me diré lo bien que me sientan esos jeans y esos zapatos, por dentro y por fuera. Me invitaré a una cena romántica, con dos velas, luz tenue y jazz vocal de fondo. Me reiré todas las gracias que me haga. Me sentaré a tomar el sol en el parque, sobre la hierba, sin prisas, y sin preocuparme si estoy sobre una mierda. Me abrazaré con pasión, poniéndome cachondo y deseándome a todas horas. Me echaré de menos con locura, llorándome y temblando cuando no estoy. Voy a decir que si a todo lo que dije no. Voy a acariciarme cariñosamente la entrepierna cada vez que me cruce con una pareja, no por ser maleducado, sino para darles envidia. No pienso pensar que pensé en ti. No consideraré el tiempo perdido, si no el que me queda por quererme y estar conmigo.


Voy a ser el hijo de puta más egocéntrico del universo, para salvarme. A partir de hoy voy a querer a todo el mundo, sin excepción, por detrás de mí. No me importa si quieres hacerme daño, te regalaré mi indiferencia más absoluta con mi mejor sonrisa. Haré que no me doy cuenta y seguiré silbando esa canción que nadie sabe. Me untaré de aceites esenciales cada mañana para que todo me resbale, suavemente, sin enterarme. Creeré que todo el mundo es bueno, y viviré en permanente ingenuidad. Seré ignorante siempre, y no me importará si me usan, se ríen o se aprovechan de mí, seré tan felizmente inocente como un niño dibujando en la pared blanca e inmaculada de sus padres. Voy a parar de contar las semanas y empezaré a contar las estaciones. Viviré en una burbuja de oxígeno tamaño individual, siempre llena, sólo para mí, constantemente anestesiado. No querré saber nada, sólo me acercaré mientras me interese, sea inocuo y no manche.


Voy a llenar la casa de espejos. A parte de dar sensación de profundidad, me veré por todos lados. Y si me despisto, parecerá que estoy incluso acompañado. Voy a dejar de leer el periódico, regalaré mi televisor y apagaré para siempre la radio, voy a obligarme a estar lo máximo que pueda desinformado. Voy a escribir todo lo que pase por mi cabeza, para no olvidarlo, para no retenerlo, para que no se me pudra dentro. El olor a putrefacto siempre me ha dado cierto asco.


Voy a despedirme de mi orgullo y de mi rabia interior. Fue una intensa y emocionante experiencia, lo juro por Dios. Pero el médico me lo contraindicó para el corazón. Os compraré un billete de ida muy lejos, no os lo toméis a mal, pero ya no quiero sentir mas rencor. En mi nueva burbuja no tengo espacio para tantas cosas inútiles, me voy a deshacer de todo lo que no sea imprescindible, y sobretodo, que pase factura a mi, y a los de mi alrededor. A partir de ahora, quiero adelgazar, y el rencor es peor que el embutido y la fritanga juntos, a parte de provocar indigestión. No voy a castigar a nadie más por mis frustraciones y mal humor, eso ya se terminó. Voy a hacer las paces conmigo mismo, para poder dormir mejor.


Daré rienda suelta a mis pesadillas, miedos y ansiedades. Que salgan todos, no quiero llevar mas ninguna maleta llena de piedras, que ya hay en la calle millones de ellas. Voy a ser ligero como una pluma y no ocupar mucho espacio, para no molestar ni invadir el espacio vital de nadie. Voy a desternillarme de la risa hasta llorar cuando lea o oiga alguien que busca su media naranja, su príncipe o su amor. Sin ninguna vergüenza y en la cara, y te felicitaré con una palmadita, por explicarme unos cuentos tan maravillosos de ficción, y por ser tan ingenuo como yo.


Voy a pintar un cupido sin flecha en cada esquina que pase, para recordarme que no vuelva a pasar por ahí, y así redescubrir otra calle nueva donde nunca he estado. No voy a repetir nada nunca más, mi único movimiento mecánico repetitivo será mi respiración. Voy a reciclar todas mis expectativas en abono para buenas cosechas y en agua caliente para las llagas, ya que aquí se aprovecha todo, no se tira nada. No voy a esperar nada de nada ni de nadie, así todo lo que pueda venir será una grata sorpresa.


Voy a permitirme todos los caprichos, a disfrutar como un hijo único. Iré al parque de atracciones y me subiré a todas y cada una de ellas hasta que me echen. Voy a empacharme de nube de caramelo y tener dolor de tripa por la noche. Voy a escupir con el viento de frente y sentirme felizmente estúpido. Viviré en una navidad permanente, harto de comida y amor al prójimo. Cada día será como un domingo por la tarde, tan odiado y tedioso, tan aburrido y prescindible para todo el mundo, menos para mi, tan grande para llenarlo de cosas por hacer. Me inventaré chistes malos para cuando alguien se me acerque, para que se vaya sin tener que echarle. Viviré en una suficiencia perfecta e intocable, no voy a necesitar a nadie y desearé cuando yo lo mande. Cogeré lo que es mío, sin tener que pedir permiso, siempre.



Voy a quererme.


Lo prometo.




2 comentarios: